Los pacientes con
enfermedades neurodegenerativas (demencias, Alzheimer, Parkinson, etc.) presentan un riesgo alto de
desnutrición. Durante el curso de la enfermedad existe pérdida de peso involuntaria, secundaria a una negativa a la ingesta en fases avanzadas de la enfermedad y, por otro lado, a una disfagia de origen neurológico.
Esto puede llevar a un estado de desnutrición progresivo que empeoraría el curso de la enfermedad.